Un universo multilingüistico saturado de pinceladas, óleos y poesía beat tipo o’hara, sonrisas apasibles, chimenea atemporal y sentires lumínicos.
Bosques con madera y Rafiki cenando entre velas atrapando nuestros sueños para tejer nuestra realidad líquida.
La paciencia, la grandeza, los rizos amarillos que iluminan al este y vienen del norte. Sentidos que aman y se posesionan del poder compartir, de la nobleza de ser niño y lo digno de ser tan irreversible… tan dimensionado, tan ayer y tan ahora.
Una problematización consecuente de la hermosura del ahora. Retazos de rostros en nuestras mentalidades… vestigios profundos de extrañar y compenetrarse en la distancia que podría ser fría pero se tonaliza con nuestras energías y los colores de nuestras sonrisas.
El camino nos unió y las letras son el puente de nuestra felicidad alegre. La carcajada de un infante y la caricia maternal del sentir vital. Las sorpresas y la interpretación de lo inscritos en ojos y puertas hacia el conocer… hacia el todo que lo penetra y desarticula cualquier circunstancia adversa, ya que solo permite la entrada a quien piensa con el corazón, con la madre energética, con el Siddharta que se regocija con su hermano, su brother govinda, siendo uno con la matiz de la simpleza primordial.
Y el vínculo es luz… y la luz nunca se destruye
La culpa es del dedito 